viernes, 9 de diciembre de 2011

Contigo (Luis Rosales

Creo que es uno de los poemas mas hermosos que he leído. 
Lo conocía en fragmento, ahora lo he conseguido integro tal cual lo muestro.  
No me digáis que no es una belleza?



CONTIGO  

No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo,
tiemblo de saber que un día
la espuma se lleva al río,
y en el corazón del hombre
se lleva al tiempo el olvido.
No hay luz, no hay jardín, no hay
noche de otoño contigo,
¡quisiera que se acortara
el tiempo cuando te miro!
contigo para perderme,
para salvarme contigo,
contigo, Abril, para siempre
por los siglos de los siglos.
          * * *
Tiemblo de verme en tus ojos
sin comprender el bautismo,
contigo, Abril, primavera,
el nombre nace contigo,
y el ser también en el seno
de tu vientre estremecido,
nieve niña y madre virgen
de mi tiempo y mi destino;
por ti se agrupa el rebaño
por ti se doblan los trigos,
por ti los álamos tiemblan
y el mar se levanta en vilo
como los pueblos que llevas
en la mirada perdidos
para siempre, como el tiempo
que vuelve a nacer contigo,
contigo para salvarme,
para perderme contigo
como el beso que no sabe
sobre qué boca ha nacido.
¡No puedo verte, no puedo
verte cuando estoy contigo!
¡no sé mirarte, no sé
mirarte, pero te sigo!
tuyo seré madreselva,
madre viento y madre río,
isla de ti solamente
mi nacimiento continuo,
que estoy con dolor queriendo
lo que muero y lo que vivo,
lo que vivo y lo que muero
de tenerlo sin vivirlo.
          * * *
Ya el tiempo es sólo el espejo
donde te sueño, lo mismo
que los chopos en invierno
sueñan su verdor florido,
aunque el corazón te diga
que nunca soñé contigo,
que siempre puse la misma
corriente en distinto río.
La costumbre de perderte
me busca cuando te miro;
me busca, me está diciendo
por que vivir no es preciso.
Pero todo, todo, todo,
abril, todo lo que es digno
de recordarse, en ti toma
la luz de su señorío.
El resplandor de aquel tiempo
cuando era el amor tan niño
que aún se quemaba las manos
con el perfume del mirto.
Y el dolor que tuve luego
cuando te perdí, y el brío
de la esperanza que junta
lo que será y lo que ha sido,
¡todo descansa en tus alas!
yo a Dios llorando le pido:
si cuanto vieron mis ojos
a través de ti lo han visto,
que nada turbe el descanso
maternal donde resido,
que todo tenga en tu sangre
su nacimiento legítimo.
La voz que quiso ser nieve,
la nieve que al fin fue río,
el don de ver y la pura
ensoñación de haber visto,
el corazón donde a veces
canta un pájaro y sentimos
que se alegra la espesura
de la sangre con su trino,
y el tránsito de la carne
que aún recuerda el paraíso,
que aún recuerda que fue pura
cuando se encuentra contigo,
¡todo naciendo en la misma
mujer, y en el sueño mismo
que a la carne de sonrisa,
y hace, a la costumbre, rito!
Así, tu mano en mi mano,
tu corazón junto al mío,
¡sosiégame, ten mis ojos
quietos, para siempre fijos
en tu mortal primavera,
naciendo del gozo mismo
de tu bendición, naciendo
solo, desierto, contigo!


 
(Luis Rosales)

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