viernes, 22 de junio de 2012

Góngora: inédito y chivato

Ha sido hallado un texto inédito dirigido a un tribunal de la Inquisición.

Ayer se dio a conocer el hallazgo de un documento inédito de Luis de Góngora en el que testifica ante el Santo Oficio, en 1597, acusando de conducta moralmente dudosa al inquisidor de Córdoba, Alonso Jiménez de Reynoso. Son cinco folios escritos por ambas caras en los que se muestra un Góngora inédito. Es el Góngora de cuerpo entero, guasón, divertido y con bastante sorna y retranca, dice Amelia de Paz, la hispanista responsable del hallazgo.
El descubrimiento se dio a conocer en la presentación de la exposición Góngora: la estrella inextinguible. Magnitud estética y universo contemporáneo, que se podrá ver en la Biblioteca Nacional, organizada por Acción Cultural/España (quien ha editado también un facsímil del documento del Luis de Góngora). La testificación de Góngora ante el tribunal relata los encuentros amorosos entre el inquisidor Alfonso Jiménez de Reynoso y doña María de Lara. Se trata de un escrito oculto en el legajo 1853 en la sección de Inquisición de Córdoba del Archivo Histórico Nacional, que no dejaba dudas sobre la autoría y ha permanecido oculto hasta ahora. El nombre del escrito es Relaçión de lo que yo, Don Luis de Góngora, raçionero de la Sancta Yglessia de Córdoua, sé y he oído decir de la persona del Doctor Alonso Ximénez de Reynoso, Ynquisidor de Córdoua. Describe dónde vivía la amante así como los frecuentes encuentros de María de Lara con el inquisidor: Saliendo una tarde al anochecer del estudio donde estaba el dicho ynquisidor, bio entrar a la dicha doña María en la cuadra del reçeuimiento donde el dicho ynquisidor tiene su cama y cerrar la puerta tras de sí.




























Describe Luis de Góngora los encuentros entre el inquisidor Jiménez de Reynoso y doña María de Lara: Ýtem, e oýdo deçir a Áluaro de Vargas, paje que fue del dicho ynquisidor, como la dicha doña María era su amiga y entraba y salía en su casa muy de hordinario, y la tenía veinte y treinta días en un aposento alto que llaman de la Torre, donde la entraban por una escalera falsa que está en la prinçipal que sube a su quarto, y para tener correspondençia a su aposento hiço romper a costa del Rey la muralla de nueue pies en ancho, y el dicho Vargas la bio abrir y trabajar en ella como agora se puede ber por vista de ojos; y que quando el dicho ynquisidor dormía con la susodicha doña María lo echaba él de ber en quatro y seis camisas que abía él mudado la noche y estaban tendidas a la mañana en el terrado para enjugallas del sudor, donde hallaba en las delanteras de las dichas camisas las immundiçias y suçiedades hordinarias de semejantes actos, como lo dirá el dicho Áluaro de Vargas.

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