domingo, 23 de octubre de 2011

Por qué, aún, tal vez...



Por qué, aún, tal vez…

¿Por qué llorará, por qué,
la mañana que hace un tiempo
era de oro y esmeralda
luciendo como diadema,
del cielo el azul y plata?

Por la mesa sin el pan;
porque muere la esperanza
cuando el frío del invierno
cala los huesos y el alma;
por rostros indiferentes
ante las penas cercanas;
por el enfermo abatido
en soledad y abandono,
por el niño maltratado,
por ancianos encerrados
en cuartos solos y fríos
sin una frase de amor,
alimentados de olvido.

¿Por qué tañerán, por qué,
lastimeras las campanas
si en otro tiempo anunciaron
libertad, paz y alabanza?

Porque la tierra se agita
bañada en sangre y en lágrimas;
por las manos que suplican,
por todo el dolor que calla;
por corazones de piedra
que se nutren de avaricia;
por la codicia incesante,
por la inocencia robada;
por aquellos que en silencio
claman por pronta justicia;
porque a quienes se atrevieron
a denunciar las infamias
les latiguearon sus miembros,
les mutilaron el alma…

¿Por qué se agitan, por qué,
las aguas que ayer corrían
raudas, diáfanas y libres
reflejando en sus entrañas
del cielo mágicos tintes?
Porque les pusieron dueños
a los ríos y a las montañas,
siendo la tierra de todos,
y por todos habitada…

Porque con pocas monedas
se acallaron las conciencias
porque el que se dijo sabio
despojó al analfabeto
y con voraz avidez
le arrebató su sustento
y no se inmutó su rostro
cuando le vio suplicando
por un poco de alimento.

Entre tanto abatimiento
aún se tejen ilusiones,
aún se encuentran manos cálidas
aún hay corazones nobles
y se oyen risas lejanas
de niños que traen consigo
alguna nueva esperanza
y se flexionan rodillas
para besar sus caritas
y enjugar alguna lágrima.

Aún hay madres que cantan
al pie de pequeñas cunas
la nana que sus abuelas
les coreaban en su infancia.

Aún quedan rostros ocultos
que no entregan sus migajas
sino que dan lo que tienen
sin buscar una portada.

Aún el sol da tibios rayos
al despuntar la mañana;
aún prodigiosos violines
dan serenidad y calma
y junto a pianos que gimen
traspasan las fibras del alma

Si tanto sólo por un día
olvidamos las fronteras,
los idiomas, los acentos,
el color de piel y el credo
y pensamos como humanos.

Si aún entre ruinas y escombros
la vida muestra denuedo
y sobre la ardiente arena
aún da flores el desierto,
¿por qué no unimos las manos?
Aún la noche no es eterna,
tal vez no todo esté muerto…



Gerardina Rocío Chaves
Gina (Roseé)

1 comentario:

  1. Mis disculpas mi querida Gina, por mi fallo de poner autor desconocido siendo un poema tuyo.
    Ya esta subsanado el error.
    Un besote y sabes que te admiro como escritora, perdona mi lapsus.

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