miércoles, 18 de junio de 2014

La carta

Hace un tiempo me encontré con este texto, me impacto la historia tanto que lo guarde. Hoy organizando archivos he vuelto a leerlo  




  Aquella mañana cambió algo en la vida de Ana, se levantó a la misma hora, se tomó su café bien cargado, se duchó y arregló, y fue a recoger su correo. Entre las cartas del banco, facturas del Corte Inglés, propaganda sobre sillones (que por cierto ya era hora de renovar el suyo) y otros papelotes, había un sobre dirigido a ella, en el cual sólo ponía su nombre “Ana Álvarez Sanz”. Subió a casa algo intrigada, pensando que sería una broma; fue lo primero que abrió. No ponía nada, estaba en blanco. Tuvo que reconocer que se desilusionó un poco.




Tomo el mismo autobús de siempre, el 146. En el trayecto al trabajo no dejaba de pensar en la dichosa carta. Ana llevaba unos  días muy triste, en los que no la apetecía hacer nada, y esa carta le había despertado el interés. Aquella noche, al irse a la cama, vio algo que brillaba en su mesa de estudio, ¿qué era eso? Fue a mirar y era la carta de esa mañana, que por alguna razón no la había tirado. Simplemente ponía “GRACIAS”, pero ¿cómo no lo había leído esa mañana?, entonces se dio cuenta que estaba escrito con tinta que brilla en la oscuridad, y que a la luz no se puede leer.

A la mañana siguiente, hizo lo mismo de todos los días, su cafecito bien caliente, media hora en el baño para arreglarse y a por su correo. Había otro sobre a su nombre, apagó todas las luces de la casa y lo abrió corriendo. En este ponía “POR”. ¿Pero qué significaba aquello y quién se lo enviaba?. Se dio cuenta de que además de haber despertado su curiosidad, esas cartas la contentaban para el resto del día.

Al tercer día se levantó más temprano que de costumbre, se olvidó hasta de desayunar y bajó a por su carta. En esta ponía “EXISTIR”. No tenía ni idea de quien se las enviaba. “Gracias por existir”, ése era el mensaje. Lo habló con la gente que conocía pero todos la dijeron que ellos no habían sido. Pero, ¿entonces quién? Fueron pasando los días y ya no le importaba quién había sido, sino que había alguien en el mundo al que le importaba mucho. Se dio cuenta de que no tenía sentido su tristeza y de que, detalles tan simples podían hacer muy felices a las personas.


GRACIAS POR EXISTIR


Animación Marivi Iza


Cuando estemos tristes que siempre tengamos a mano esta carta.

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